Inventado en el siglo XV por Johannes Gutenberg, el sistema de impresión tipográfico, es considerado una de las mayores innovaciones de todos los tiempos y fue responsable de la diseminación de la información para las clases menos favorecidas y por la democratización del conocimiento.
La unión de tinta, papel, tipos móviles y una prensa de exprimir la uva adaptada, hizo posible la impresión mecánica de libros, que antes eran compilados a mano, permitiendo un aumento significativo en la cantidad de productos producidos.
La evolución del sistema para el uso de clichés, y de máquinas con alimentación y funcionamiento automáticos, permitió que el sistema continuara siendo utilizado durante los cuatro siglos consecutivos.
Sin embargo, en el siglo XX, surgió el sistema de impresión off-set que acabó por sustituir la tipografía en la mayoría de los trabajos.
En la década de los 1970 la tipografía era indicada sólo para algunos nichos de productos como billetes fiscales y cupones numerados.
Actualmente, los talleres tipográficos están destinados a trabajos especiales y artísticos, impresos de manera cuidadosa y con características estéticas muy peculiares.
La mayoría de los papeles se pueden imprimir por el sistema de impresión tipográfico. Los papeles non estucados (offset o no revestidos) consiguen resultados interesantes cuando se imprimen en tipografía, ya que contrastan con la tinta depositada, haciendo la impresión legible y agradable.
Los papeles de colores suelen generar trabajos tipográficos muy bonitos. Con más gramajes, los papeles confieren al producto una característica más acorde e imponente.
Los papeles de fibra de algodón con gramaje alto son excelentes para ser utilizados en invitaciones, porque el uso del cliché tipográfico deja en la impresión un relieve sutil, agradable al tacto.
Los materiales impresos en tipografía combinados con papeles especiales pueden ser muy elegantes y encantadores.